Caníbales

Mis oídos escuchan una lengua que no entiendo, 

soy un mudo que solo observa

a los caníbales devorándose entre ellos.

Cuando me miran tiemblo,

orino mis pantalones,

porque también quieren mi carne 

y hasta mis huesos.

Con sus amarillentos dientes 

sonríen sonrisas que prometen muerte

y con sus largos y retorcidos dedos 

me sujetan.

No me resisto, 

de nada me vale,

estoy a su merced.

Desgarran,

muerden,

mastican,

tragan.

Pedazo a pedazo arrancan mis músculos,

mis tendones,

mi cartílago.

Gimo de dolor,

estoy condenado

a ser el festín

de estos terribles caníbales.

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