Caminé sin rumbo por entre el gris de la ciudad, de pronto algo rompió con la miseria del arrastrar de mis pies, una mágica tonalidad que bañó mi cuerpo entero: las jacarandas y su hermoso color violeta han regresado para recordarme que la vida sigue y seguirá aún después de que yo no esté.
Sucesos inmortales…
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Bello!
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Gracias, Ana.
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