Un nuevo artículo de mi autoría en PlataformaCero.
Por Edgardo Villarreal
El término «influyente» siempre ha sido peligroso, una etiqueta que no debería de colocarse tan a la ligera en nadie, no obstante, en estos tiempos que corren, la gente influyente se ha multiplicado exponencialmente y ahora cualquiera se hace llamar de esa manera; o influencer, para usar la expresión que parece ser la más aceptada. No debemos olvidar que los anglicismos ya son parte fundamental del habla y la escritura en español, simplemente porque así une parece interesante e inteligente (aunque no lo sea ni por asomo).
Así como estas personas son cada vez más, también lo son las áreas en las que se «especializan», intentando hacer de otres sus «adoradores»: todo aquello que esté de moda y que genere un sentimiento aspiracionista en los demás, serán temas en los que incursionarán como «opinadores» desmedidos. Pero lo que aquí nos atañe no tiene que ver con…
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la maldición de las redes, el reino de San Narciso, donde la verdad es subjetiva y depende de los likes y los suscriptores…triste destino nuestra realidad…besos al vacío desde el vacío
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Así es. Lamentablemente muchos de estos influencers hacen mucho daño y no tienen escrúpulos o alguna brújula moral. En fin, es muy triste, pero ahí seguirán. Gracias por leer y comentar. Un abrazo.
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