Tu muerte

Esta espada es el arma que he escogido para darte muerte,

esta espada se bañará con tu sangre.

Su frío acero se calentará con tu esencia, 

su gris superficie se teñirá con el rojo que corre por tu interior. 

Con su mellada cuchilla atravesaré tu corazón,

con su oxidada cuchilla penetraré tu cuerpo.

Una y otra vez romperá tu piel,

una y otra vez tus entrañas se verán invadidas.

Tus ojos se apagarán

mientras el suelo bebe tu líquido vital.

No tendrás más fuerza

ni siquiera para suplicar clemencia.

Seré tu verdugo,

te quitaré lo más preciado.

Abriré las puertas del infierno

que esperarán como fauces, ansiosas, tu llegada.

Te llevaré allí,

al lugar al que estuviste condenado desde el momento de tu nacimiento.

Para ti no hay paraíso

ni salvación para tu alma.

Lo que obtendrás en tu final

será el martirio eterno.

Como una maldición 

mi nombre acudirá a tus labios,

lo repetirás, una y otra vez, una y otra vez,

como una letanía que te acompañará hasta que todo vuelva a ser nada.

Escogí esta espada

y con su mellada cuchilla atravesaré tu corazón.

Escogí esta espada 

y con su oxidada cuchilla penetraré tu cuerpo.

Para ti no hay salvación,

sólo el inevitable, el irrefrenable,

final de tu existencia.