Algo que tenía que sacar

A veces mientras duermo o incluso cuando estoy despierto, acuden a mí imágenes que han quedado grabadas en mi memoria. Imágenes que me hacen sentir un dolor muy profundo, impotencia y que logran que mis ojos se humedezcan.

Algunas de ellas son escenas que he presenciado con mis propios ojos, pero la mayoría las he visto en videos o fotografías. 

Cada vez que las observo me pregunto: ¿la crueldad e indiferencia humana no tienen límite?

No hablo de crueldad e indiferencia hacia otras personas. Hablo de crueldad e indiferencia hacia a los que llamamos “animales” (siempre olvidamos que nosotros también lo somos). Esos seres tan increíbles y sabios que comparten el planeta con nosotros (ellos comparten, nosotros arrebatamos) y que hacen que todo esté en equilibrio. 

Y qué hacemos nosotros: ir aniquilándolos poco a poco. Los cazamos, los amarramos, los golpeamos, los usamos, los sodomizamos, los torturamos, los humillamos, los mutilamos, los expulsamos de sus hogares, experimentamos con ellos, los culpamos de enfermedades que seguramente fueron gestadas en algún laboratorio, los criamos en cantidades absurdas sólo con el objetivo de que haya un puto pedazo de carne en cada plato. 

Los violentamos de todas las maneras posibles en que la perversa mente humana puede concebir.

Hemos llegado a un punto en el que sólo esos que nos hacen compañía reciben un poco de nuestro respeto, e incluso ellos constantemente también sufren de nuestra maldad.

¿Por qué hacemos esto? Porque ellos no tienen voz para expresar su dolor y su miedo, porque ellos no tienen voz para decir ¡BASTA! Porque nos hemos proclamado la especie suprema; la especie dominante que inventa, que explora, que conquista, que se cuestiona, que es “racional”, que crea el progreso edificando estructuras grises, que hace la guerra por el mero placer de hacerla, que contamina el aire y el agua, que derriba árboles y quema plantas (seres vivos también), que cuando construye destruye…

… si existe una plaga en el mundo, somos nosotros.

En algunos de mis relatos he asesinado cruelmente lobos, perros y también personas, y puedo asegurar que cuando he escrito esas líneas, donde esos lobos y perros muren, me ha dolido mucho más que cuando he descrito la muerte de un humano. No es que sea ajeno al dolor de nuestra especie, pero creo, firmemente, que recibimos lo que merecemos. Nos hemos convertido, y quizá siempre lo fuimos, en adoradores de lo insustancial, de lo efímero. Nos hemos olvidado de donde venimos y que es lo que queremos dejar detrás nuestro. 

Ya me he desahogado, mi pecho se siente más ligero, mas no mi conciencia porque yo soy tan culpable como todos los miles de millones que pueblan la Tierra.

     

6 comentarios en “Algo que tenía que sacar”

  1. Es la falta de humanidad la que irónicamente está acabando con nuestra humanidad. Perdemos el sentido común, la empatía y el respeto. Es una pesadilla constante, nada más ver a diario las noticias, y terminas hasta los huevos de la crueldad de quienes conviven bajo el mismo cielo. Muy buena reflexión!

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